Hace unas semanas me llamó a mi casa una amiga. Con voz ensoñadora y en un susurro que no sabía yo si era a propósito o le estaba comenzando un ataque de asma, me contó algo que me gustaría compartir no por la situación ridícula con la que empezó, si no por ese final inesperado y lleno de sorpresa que nunca se imaginó y que hasta el día de hoy la mantiene con una sonrisa ancha cada vez que se acuerda de esa fatídica noche.
Unas semanas antes, había conocido por medio de un chat a uno de esos tipos que se pasan las noches en vela buscando a ver quien tiene cámara para hacer lo que en la vida real, dudo mucho, se atreverían a hacer, con esa desinhibición que nos da el estar detrás de un monitor en la seguridad de nuestra casa.
Después de algunas ardientes sesiones cibérneticas en las que se incluían strip-tease a distancia, además de unos cuantos textos éroticos - mismos que mi amiga a veces sacaba de alguna página caliente de pago-, el susodicho galán le dijo que ardía en deseos de que se conocieran en vivo y a todo color.
Ella, con la mejor de las disposiciones, pero más con esa desesperación de la cual son presas las solteras de casi cuarenta años, dijo que si, que ella también creía que era el momento más adecuado para poder ver ese rostro tantas noches imaginado (el tipo nada tonto solo se dejaba ver del pescuezo para abajo) y besar esa boca con sabor a frutas la cual soñaba todas las noches al irse al lecho, por lo que se dieron cita en un bar solitario, de esos donde la luz nos obliga a adivinar si el receptor de nuestra plática ha bostezado o simplemente sonreído.
El día esperado, ya antes señalado con un plumón de color chillante en el calendario, llegó. Y mi amiga, con su sueldo de una semana, se dirigió a uno de los mejores salones de belleza romanos; donde no solo se hizo cortar y acomodar el pelo de la cabeza, si no también, por si acaso, el de las partes pudendas, no fuera a ser que la cita romántica se convirtiera en una noche de pasión avasalladora que dejaría muerto de envidia al Marqués de Sade.
Con un vestido que se tuvo que meter con calzador y unas zapatillas que la obligaban a caminar rezando en silencio para no caerse y partirse la nuca, mi amiga tomó un taxi y partió rumbo hacia esa que sería la cita con el nick más bonito del chat, puesto que en el atolondramiento del ciber-sexo, se les había olvidado darse sus respectivos nombres.
Y llegó. En el bar solo estaban los meseros jugando dominó en la barra, muertos de aburrimiento y una pareja que a juzgar por las apariencias no tenían un centavo para rentar una habitación de hotel en vista de que bajo la mesa se entreveía un sostén lánguido como culebra matada a palos y al cual los meseros habían hecho de la vista gorda, acostumbrados ellos a ese tipo de situaciones tan escabrosas para la mente inocua de mi querida amiga.
Apenas se acomodó en una mesa y pidió un Gin Tonic Es de buen gusto, dicen.-, su mente comenzó a hacer mil conjeturas: Y si no viene? Y si solo me tomó el pelo? Joder! Con lo cara que me costó la depilación! Y olvidemos lo cara, LO DOLOROSA!!! Y estos malditos zapatos que me aprietan el dedo chiquito, ni que decir de la tanga brasileña que a estas alturas ya la traigo sabrá Dios metida donde, ¿Cómo pueden ponerse este tipo de calzones? Además con este vestido me siento salchicha mal embutida, casi puedo jurar que apenas haga un mal movimiento me saltaran las carnes aliviadas de liberarse de esta atadura.
Pasó una hora y el galán telenovelero brillaba por su ausencia. Seguramente se le olvidó- pensó mi amiga. O peor aún, algo grave le pudo haber pasado- se dijo en un patético intento de sentirse mejor.
Dos horas. Mi amiga ya comenzaba a sentir ese leve hormigueo en los cachetes, fruto del sexto Gin Tonic y del ayuno que se había obligado a hacer para que le entrara el vestido. El bar seguía solo, pero los meseros comenzaban a cuchichear divertidos al ver como mi amiga cada vez se hundía más en su silla en cada ronda que le llevaban.
Por fin, uno de ellos, guapo y con diez años menos que mi amiga, no resistió la tentación y sabiendo que desde que el mundo es mundo, las mujeres más vulnerables y dispuestas a una noche de amor, son aquellas que vienen consoladas, se le acercó con una sonrisa de dientes blancos y perfectos y le zampó a bocajarro que si podía ofrecerle algo, que su turno estaba por finalizar y no había ningún problema en sentarse a la mesa con ella y ofrecerle unos cuantos tragos, que total, visto el tiempo pasado desde su arrivo, era obvio que el galán esperado no llegaría.
No puedo darles detalles de lo que pasó a partir de ahi y hasta la mañana siguiente, porque hay cosas que solo se platican entre amigas. Pero si les puedo decir que esa noche ni durmió sola, ni le pesaron ya los casi cuatrocientos euros que gastó entre salón de belleza, tragos y hotel de cuatro estrellas con jacuzzi.
Al día siguiente por la tarde, recibí la llamada de voz ensoñadora contándome semejante aventura y entre risas despidiéndose me dijo:
Marié, la próxima vez me dejo de pendejadas y lo que gaste en peluquería lo ahorro para comprarme un bonito sostén, que con las prisas, se me pasó y me puse el último que había utilizado para lactar al Manolín hace más de ocho años.
Blo.
Después de unas muy merecidas vacaciones, aqui estamos de nuevo, para empezar les diré que hoy está lloviendo y ya saben que para escribir no hay mejor atmósfera que una tarde lluviosa con el marido enfermo en cama.
Primero lo primero, agradecer de todo corazón las cartas que me mandaron preguntando sobre mi estado de salud y claro, sobre la abrupta clausura de este sitio. A cada uno de ustedes ya les respondí en su momento mandándoles un correo o en su defecto, platicando directamente a través del 'Mensajero'. Otra vez, gracias, un beso, se les quiere.
He decidido abrir esta cocina, para variar, con un artículo-denuncia hacia una persona que se autodenomina ''artista'' pero que cada vez que veo alguno de sus trabajos no puedo menos que reirme de su escasa profesionalidad.
Algunos ya sabrán a quien me refiero, pero para los que no y en vista que a la señorita Audrey (a la que por cierto le mando un abrazo, ya leí que anda malita del corazón) le gusta que se den nombres, les diré que dicha persona se llama Pedro y que su alias es 'Tripiyon'.
Pues bien, no es nueva mi aversión hacia este sujeto, ya en tiempos pasados había tenido un 'roce' con él y siempre por la misma cosa: Su manía de plagiador.
Verán, hace más o menos un año (como pasa el tiempo, verdad?) cuando yo apenas comenzaba a meterme en esa enmarañadera de programa que se llama Photoshop, pedí ayuda en un foro para la realización de un tutorial sobre una 'Máscara Veneciana', a lo que este señor muy gentilmente se ofreció a ayudarme.
Todo fué viento en popa, él hizo su parte (la mayor, no lo niego) y yo la mía que dicho sea de paso, en ese entonces no fué poco, puesto que al no conocer apliamente el programa con el que trabajé, las horas invertidas no fueron pocas.
Al parecer el resultado le gustó tanto que ni tardo ni perezoso la subió en un sitio que hoy ya no existe pero que tal vez algunos recuerdan. Comunart.
Pero ¿saben?, el problema no radicó ahi, digo, al final de cuentas siempre es grato que el trabajo de uno se muestre al mundo y más si dicho trabajo se realizó en equipo con la única finalidad de aprender.
El problema es que este sujeto subió la imagen como suya, es decir, como si el único realizador de dicho trabajo hubiera sido solo él y digo yo, eso no es justo, con esas actitudes lo único que demuestra es que usted no tiene tanto talento y se aprovecha del de los demás para andar por la vida saludando con sombrero ajeno. Lo chistoso es que después, el señor Tripiyon hizo su galería (que dicho sea de paso, está horrenda. Opinión mía) y volvió a subir el diseño junto con el tutorial y bajo el mismo concepto....es decir, adjudicándosela como suya solamente, a lo cual sin pensármelo dos veces le dije unas cuantas verdades en un foro público y él respondió añadiéndome inmediatamente en los créditos (anque de poco sirve puesto que ya quitó ese tutorial jajajaj).
Cabe admitir que en esa ocasión las palabras utilizadas no fueron del todo correctas y aunque no suelo arrepentirme de las cosas que hago o escribo, le digo ahora, Señor Tripiyon, que en esta ocasión tendré más cuidado en los términos que utilice al referirme a su persona y lo haré lo más diplomáticamente posible en el nulo intento de que a usted le dé más verguenza porque lo que es a mi, francamente de lo único que tengo que avergonzarme es de haber confiado una vez en usted.
Pero todo eso es agua pasada. El motivo de mis palabras esta vez es porque parece ser que usted no entedió la lección, digo, no le encuentro otro significado al que vaya usted por La Red pregonando lo bueno que es a diseñar cuando no solo es usted ladrón (no encuentro otro término más diplomático, lo siento) si no que además veo que las ideas son muy escasas en su mente y se aprovecha de la creatividad de otros, en este caso de la mía, para realizar algún trabajo.
Mas claro. Hace unas semanas, yo puse esta imagen en este foro, a lo que don Tripiyon, claro, sin que nadie se lo pidiera puso su ''versión'' no solo utilizando la misma imagen si no también la misma técnica. Debo decir que no fué de mi dasagrado, digo, era de esperarse puesto que también puse el tutorial y aprovecho para decirle don Tripiyon que es usted bueno para seguir los tutoriales, felicidades.
Lo que me sorprendió fué anduviera otra vez ''saludando con sombrero ajeno'' y subiera la imagen en otro foro sin que minimamente pensara siquiera en decir que fui yo a sacarle la musa para que se ventilara. Lo chistoso es que la materia gris no le dió siquiera para cambiarle el título (risas aqui) si no que hasta esa idea utilizó, válgame Dios! eso no se hace oiga, hay que tener un poquito de inteligencia jajajaja.
Le doy unos consejillos, ok?, la próxima vez utilice otra imagen, cambiele el título y verá la diferencia, al menos no habrá alguien por ahi diciéndole ladrón (ironía).
Yo le pregunto, públicamente como es mi estilo, ¿Acaso no tiene ideas propias? ¿Que se debe siempre servir del cerebro de los demás a la hora de realizar algo?.
Soy consciente de que todos tomamos de todos, es decir, cuando yo veo algo que me gusta, por lo general un diseño, lo observo, lo admiro, lo analizo y después, ¿por qué no? trato de imitarlo, pero nunca al punto de hacer una copia al carbón en el que no solo demuestro mi mediocridad como artista si no también mi escaso cerebro creativo.
Tiendo, por lo general, a darle mi propio sello y a buscar mi propio estilo, cosa que según mi punto de vista, usted no hace, usted copia, roba y además sin una pizca de verguenza, muestra al mundo.
Esta vez no estoy enojada Señor Tripiyon, esta vez las cosas me las he tomado con más madurez y he llegado a una sola conclusión.
Usted me admira. Si, esa es su triste realidad y en mi caso el más grande cumplido que alguien me pudiera hacer.
Le digo también que siga como va (va usted muy bien), que dentro de unos años veremos donde estaremos cada uno de nosotros, me imagino que usted en su misma ''Caverna'' y yo, míreme, para adelantarle le digo que me han ofrecido un trabajo en la revista de Cinecittà y de aqui para adelante dependerá solo de mi que tan alto pueda llegar.
Y bueno, ya para terminar solo les digo que yo misma me encargaré de que este escrito le llegue al ''acusado'', simplemente como un mero acto de educación porque, no me negaran que todo el mundo tiene derecho a una réplica ¿verdad'.
Además Tripiyon, no me negará que al menos en publicidad gratuita ha ganado, alegrése hombre, no cualquiera tiene el honor de ''circular'' por mi cocina.
Blo.
Nota: La próxima vez que alguien vea algún trabajo de este señor por ahi, solo recuerden que: No todo lo que brilla es oro.